HISTORIA DE LOS CUPCAKES
LOS ORÍGENES
Los escritos gastronómicos indican que los cupcakes surgieron en los Estados Unidos en el siglo XIX cuando las amas de casa de aquella época idearon una manera diferente de cocinar algo dulce con el objetivo de que fuese práctica, más rápida y colorida.
Así se crearon los cupcakes, cuyo nombre significa torta-taza y hace referencia a la medida de una taza que por lo general ocupaban sus ingredientes. Incluso, se llegaban a cocinar directamente en tazas o cuencos pequeños de barro aptos para el horno. De ahí el origen de su denominación.
La practicidad de los cupcakes radica en que su tamaño permite comerlos en forma individual -cada uno es una porción en sí mismo- y sin necesidad de utilizar vajilla ni cubiertos, lo que nos salva de tener que lavar pilas y pilas de platos y cubiertos al final de una fiesta en nuestra casa.
También se adaptan perfectamente a las reuniones informales en las que cada uno de los invitados se sirve de pie lo que quiere, de los alimentos ubicados en una mesa general.
Por otra parte, al ser de un tamaño más pequeño que una torta, se cocinan mucho más rápido y son ideales para preparar en un ratito a la hora del té.
Constituyen una excelente opción para quedar más que bien con nuestras visitas. Y los chicos nos agradecerán con una enorme sonrisa si un día los sorprendemos a la tarde con leche y cupcakes.
LOS ORÍGENES
Los escritos gastronómicos indican que los cupcakes surgieron en los Estados Unidos en el siglo XIX cuando las amas de casa de aquella época idearon una manera diferente de cocinar algo dulce con el objetivo de que fuese práctica, más rápida y colorida.
Así se crearon los cupcakes, cuyo nombre significa torta-taza y hace referencia a la medida de una taza que por lo general ocupaban sus ingredientes. Incluso, se llegaban a cocinar directamente en tazas o cuencos pequeños de barro aptos para el horno. De ahí el origen de su denominación.
La practicidad de los cupcakes radica en que su tamaño permite comerlos en forma individual -cada uno es una porción en sí mismo- y sin necesidad de utilizar vajilla ni cubiertos, lo que nos salva de tener que lavar pilas y pilas de platos y cubiertos al final de una fiesta en nuestra casa.
También se adaptan perfectamente a las reuniones informales en las que cada uno de los invitados se sirve de pie lo que quiere, de los alimentos ubicados en una mesa general.
Por otra parte, al ser de un tamaño más pequeño que una torta, se cocinan mucho más rápido y son ideales para preparar en un ratito a la hora del té.
Constituyen una excelente opción para quedar más que bien con nuestras visitas. Y los chicos nos agradecerán con una enorme sonrisa si un día los sorprendemos a la tarde con leche y cupcakes.
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